Las muestras representativas, un ejercicio de ingeniería estadística que busca conseguir una fotografía lo más fidedigna posible de una población a través de una parte de ella, seleccionada teniendo en cuenta su representación sobre los distintos grupos por edad, sexo, rol, etcétera, podría parecer que tienen sus días contados en un entorno en el que lo digital multiplica la posibilidad de acceso a los datos de los individuos.

No obstante, tras la explosión de esta última realidad, con el crecimiento exponencial de herramientas tecnológicas que cada día facilitan millones y millones de datos, la idea de que lo importante sigue siendo el tratamiento de estos y no su posesión, nos lleva a reflexionar en este número de Investigación & Marketing sobre el valor de las muestras representativas. Máxime cuando, en paralelo, la necesidad de la integración de fuentes, modelos y técnicas es
un imperativo creciente en el ejercicio de la investigación sobre cualquier aspecto.

El tamaño de las muestras, su comprensión, el exquisito respeto en la formulación de cada uno de los aspectos que configuran un modelo representativo son algunas de las consideraciones que se vierten en los artículos que se publican en este número. Así como también su idoneidad para calibrar y enriquecer los datos que aporta la captura digital. Más en un momento en el que las metodologías de inteligencia artificial parecen trasladarnos a otro entorno (también en el ámbito de la investigación).

Este número se planeó como un pequeño homenaje a uno de los profesionales que más defendió a lo largo de toda su trayectoria la rigurosidad y el valor de la representatividad, Carlos Lamas, fallecido el pasado mes de diciembre y cuyo recuerdo recorre algunos de los textos que incluye